Dios nos ama de manera que no alcanzamos a imaginar, aunque lo rechazamos desde antes de conocerlo, su inmenso amor nos abrigó nos dio el regalo de la redención a través de la sangre de su hijo Jesús, aquella que fue derramada como sacrificio a cambio de nuestra salvación, no porque lo mereciéramos si no porque la enorme gracia de su trono nos arropó. Esa poderosa sangre tiene el poder de borrar nuestros pecados, nos libertó de la esclavitud y pagó el precio de todos nosotros. ¿Cómo no apasionarnos? pues ÉL lo entregó todo por nosotros para darnos una oportunidad, su sangre tiene el poder de salvar, valoremos cada día esa entrega de amor.

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